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Se subestimó el discurso por la soberanía dominicana

Por: Juan Manuel Rosario.
Uno de los candidatos presidenciales principales de la República Dominicana me manifestó en una ocasión que el discurso nacionalista no sumaba ni restaba votos. Me di cuenta que se estaba subestimando el impacto de la preocupación sobre la soberanía que tenían sectores de la sociedad dominicana.
A los que luchaban en pro de la soberanía se les excluyó de todo y en todo, y se abrió paso a los que adversaban la Sentencia 168-13, tanto en el gobierno como dentro de la oposición política.
Incluso, se miraba a los defensores del país hasta con desdén; se envalentonaron los que se oponen a la existencia de una política firme de defensa de la República Dominicana, y se decidía y se decide en función de las recomendaciones provenientes de los sectores contrarios a la sentencia 168-13; a los que defendíamos y defendemos la institucionalidad y los intereses dominicanos se nos proscribió del escenario de donde se pudiera influir en la toma de decisión.
La oposición se rodeó de asesores contrarios a la sentencia 168-13 y adversarios de la defensa de los intereses soberanos de la República Dominicana; lo mismo hizo el gobierno, contratando y consultando personas que, además de tener poco dominio en la temática migratoria e internacional, fueron y son adversarios de la sentencia 168-13.
Es como si hubiese un conciliábulo entre el gobierno, empresarios, ONGs, intelectuales, la oposición... contra la defensa del interés general de la República Dominicana, de la soberanía.
Ese conciliábulo tuvo su más alta expresión en la ley 169-14, donde se reconoció la nacionalidad de miles de extranjeros sin corresponderle la condición de dominicanos, debido a que lo que procedía era la naturalización de esos extranjeros, y no el reconocimiento de una nacionalidad que no les correspondía, creando un precedente nefasto para la historia dominicana.
Ese conciliábulo envió un mensaje a varios sectores que deciden en los distintos ámbitos del Estado dominicano, en el sentido de que podían y debían ceder en aspectos tan delicados como es el de la defensa y protección de la soberanía nacional; a tal grado que los jueces dominicanos, por ejemplo, actualmente mantienen una presión sobre la política migratoria dominicana, poniendo en las calles mediante recursos de hábeas corpus a extranjeros que han permanecido de manera ilegal en el territorio de la República, inhabilitando la función de las autoridades migratorias; y además, recibiendo el extranjero un trato privilegiado frente al dominicano en todas las entidades e instituciones del país.
De esa realidad se desprende el premio a Mario Vargas Llosa; porque es que todas las instituciones, Ministerios, Direcciones, los opositores… entendieron que es una afrenta, o una necedad, la defensa de los intereses de la República Dominicana.
Es por ello que siempre he entendido que el problema de la defensa de la soberanía tiene una magnitud mayor de la que, incluso, sospechan aquellos que dicen defender la soberanía dominicana; es algo muy grave y delicado. La gravedad, desde mi punto de vista, es muy pronunciada; y precisamente ese convencimiento que tengo me condujo a involucrarme en la defensa de la soberanía por iniciativa individual, no obedeciendo mandato partidario, o gubernamental, o empresarial, o de ONGs…; lo que he hecho es para aportar un granito de arena a esta gran lucha.
No me mueven intereses personales; por esa razón planteé la creación de un gran Frente Político Social que aglutinara a todo aquél que quisiera defender la integridad soberana de la República, sin importar filiación partidaria, política, ideológica, religiosa…, porque estoy convencido de que en todos los partidos políticos, iglesias, ONGs… hay personas identificadas con el alto ideal de la defensa de la República Dominicana.
Ese Frente Político Social, por su naturaleza diversa, no podría ser el apéndice, o frente de masa, o marioneta de ningún partido político en específico, porque de lo que se trata es de crear un gran Frente Político Social para salvar la patria, no para salvar un partido.
Sin embargo, a pesar de no haberse podido construir todavía ese gran Frente Político Social, es evidente que las ideas pro-defensa de la República Dominicana han ganado adeptos a tal grado que los partidos mayoritarios han comenzado a preocuparse por el impacto que ésto podría tener en el proceso electoral venidero.
Esto lo digo porque he visto los pronunciamientos de esos partidos mayoritarios en los últimos días, tratando de levantar un discurso soberanista que para muchos resulta sospechoso
No soy quién para juzgar la preferencia partidaria de nadie, porque cada quien pertenece al partido que entienda, y vota por quien él considere debe votar en las próximas elecciones; es un principio democrático respetar la decisión de cada quien; no obstante, le hago un llamado a los militantes de esos partidos a que le exijan a sus dirigentes que defiendan los intereses de la República Dominicana, a que protejan los derechos soberanos de este terruño patrio.

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