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YUYU LARA
Por JUAN T H

Lo conocí hace más de diez años cuando Roberto Santana, entonces candidato a senador por San José de Ocoa me pidió que lo visitara por su condición de líder natural de esa zona. Yuyu Lara tiene su historia.

Nació en Van el 28 de septiembre de 1930.

A los 9 años de edad abandonó los estudios con apenas el cuarto grado de la primaria para irse al Cruce de Ocoa donde su madre tenía una fonda que se hizo famosa por el chivo guisado con moro, plátanos o yuca. Se mantuvo trabajando con su madre hasta 1960 cuando su padrastro lo echó de la fonda.

Para entonces estaba casado con su primera esposa con quien había procreado tres hijos.

Con una mujer y tres hijos acuestas había que hacer lo que fuera. Así es que, consiguió una máquina de moler carne y un rodillo de madera para hacer pastelitos rellenos de carne que vendía frente al negocio de madre a los pasajeros de las guaguas.

Poco después, con dos pesos con 68 centavos, se instaló en lo que hoy es el Parador Cruce de Ocoa, donde hay de todo. Colocó cuatro palos, buscó palma para el techo. El Parador de esa época no medía dos metros cuadrados. El Parador de hoy tiene más de 6 mil metros cuadrados de construcción.

De sus 79 años de edad, Yuyu se ha pasado 70 trabajando sin descanso todos los días de todas las semanas. Se acuesta a las diez de la noche después de cerrar el negocio y se levanta antes de la cinco de la mañana para abrir. No hay descanso. No existen días feriados. El Parador no cierra ni durante la Semana Santa.

Con su primera compañera tuvo diez hijos. Tras el divorcio conoció a Maritza Martínez con quien procreó cuatro hijos, dos varones y dos hembras. Durante 44 o 45 años esa mujer lo acompaña en el trabajo. Ella tiene tantos méritos como él, pues trabaja tanto o más que él.

Todo el que ha viajado por el Sur conoce a Yuyu Lara; todos saben que es un hombre de bien. Honesto y trabajador. Un hombre apegado siempre a la ley. Recuerdo que en el gobierno de Hipólito Mejía un funcionario no le agradó que él fuera el único empresario de la zona que pagaba sus impuestos. Yuyu no evade el pago de sus compromisos con el Estado. Yuyo no ha hecho del contrabando una forma de acumular fortuna. Yuyu es un hombre recto. Tal vez demasiado recto.

Sentado en su negocio conoció a todos los dirigentes políticos y a todos los presidentes que ha tenido el país durante los 48 años que tiene el Parador Cruce de Ocoa. Con Peña Gómez hizo una hermandad que aun se mantiene pese a la muerte del líder.
Cada aniversario de su muerte, Yuyu coloca velas frente al retrato de Peña. Y lo llora en silencio, como se llora a un hermano. Todavía hay cosas personales de Peña Gómez en la casa de Yuyu.
Peña nunca visitó el Sur sin detenerse donde Yuyu. Allí comía, dormía o descansaba. Durante muchos años fue miembro de la comisión nacional de finanzas del PRD.
Con Hipólito Mejía mantiene una amistad desde hace muchos años. Hace unos días el ex presidente Mejía tuvo la grandeza de ir al Parador para darle un abrazo solidario y reconocer su don de hombre decente y serio, merecedor del cariño y el respeto de todos.

El presidente Leonel Fernández en sus recorridos por el Sur hace un alto en el Parador para hablar amenamente con Yuyu y Maritza.
En esas visitas ha podido aquilatar la calidad humana de ese trabajador de toda la vida que es Yuyu Lara.

Y puedo decir que el presidente Fernández tiene un vínculo de amistad con Yuyu que se ha extendido hasta una buena parte de los funcionarios y dirigentes del PLD.
Aunque está lejos de la política, Yuyu agradece el trato deferente que le han brindado durante años, los líderes tanto políticos como empresariales del país a quienes nunca ha usado para prebendas ni privilegios personales.

La mayoría de las fortunas del país han sido resultado del tráfico de influencias, del grado a grado, de la evasión de impuestos y del contrabando. No es el caso de Yuyu que dice con orgullo que nunca ha comprado una vaca o un chivo robado.
Con mucho esfuerzo, sacrificio y trabajo, Yuyu y Maritza han levantado un negocio próspero que se ha diversificado produciendo los pollos que consume el negocio, pan, dulces, etc.

Sin embargo, no se puede decir que sea un hombre millonario, podrido en dinero. No. Las crisis van y vienen. El año pasado una tormenta casi lo lleva a la quiebra, pues las granjas de pollos fueron desvastadas.
Pero Eduard Lara, el hijo que heredó el trabajo y la honradez de su padre, que no se ha marchado de la casa, que trabaja de campana a campana, está haciendo que las cosas funcionen bien. Y en estos momentos trabaja para sacar de la crisis los negocios de la familia.

Digo todo estos porque desde hace unas semanas uno de los hijos de Yuyo, que lleva su nombre, Luis, está siendo investigado con relación el caso de Ojo de Agua en Baní, lo que mantiene a la familia Lara-Martínez en una situación de angustia y tristeza. Jamás pensaron Maritza y Yuyu que se verían envueltos en nada parecido. Y sufren mucho.

El pasado jueves Yuyú estaba frente al Parador cuando vio como trasladaban a su hijo desde San Cristóbal hasta la cárcel de Azua, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Eduard lo tomó de la mano, le echó el brazo por el hombro con ternura y lo llevó dentro con palabras de amor.
La justicia tendrá que determinar si Luis Lara es culpable o inocente.
La familia Lara-Martínez confía en la inocencia de su pariente.
De lo que no puede haber duda es de la honorabilidad de Yuyú, el abuelo de mi querido y adorado hijo de seis años, Juan Luis Taveras Lara!

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