Confluencia XXI presentará manifiesto sobre el arte actual
La recién surgida agrupación de artistas dominicanos denominada Confluencia XXI pondrá a circular un aguerrido documento crítico intitulado Algunas ideas para un manifiesto sobre la crisis del arte actual. Dicha puesta en circulación tendrá lugar en la Quinta Dominicana (Padre Billini 202, Ciudad Colonial) el jueves dos de abril, a las 7. 30 p.m.
El mencionado escrito, cuya redacción estuvo a cargo de León David, es refrendado por todos los miembros de Confluencia XXI, quienes debatieron de manera pormenorizada las ideas allí expuestas, llegando a un total acuerdo sobre las mismas antes de darlas a la luz pública. Los firmantes del aludido documento son: Salvador Vassallo, María Aybar, Danilo de los Santos (Danicel), Federico Cuello, Verouszka Freixas, Ezequiel Taveras, Soledad Vassallo, Vladimir Velásquez, Mariojosé Ángeles y León David.
El Manifiesto de Confluencia XXI es un folleto impreso de diecisiete páginas en el que, en treinta puntos, se lleva a cabo un contundente cuanto apasionado análisis de los vicios y lacras de que adolece la vida artística contemporánea tanto en la República Dominicana como en el extranjero. Se trata de un valiente, belicoso, profundo y serio ajuste de cuentas a toda una serie de prácticas, mitos y tendencias que, a juicio de los autores del referido texto, van en desmedro de la calidad artística de los creadores plásticos.
En el opúsculo de Confluencia XXI sus autores afirman que hoy día “la novedad desplaza al ideal de belleza” “como criterio supremo de valor en la esfera de la estimación de las bondades del objeto artístico” y que tan nociva realidad debe ser atribuida al “comercio del arte –ubérrimo negocio- [que] “reclama siempre novedades para mantenerse y acrecentar las ventas.” Al entender de quienes rubrican el Manifiesto, “la subordinación del arte a los reclamos del consumo y el lucro es también responsable […] de que a las mostrencas novedades de creadores que transigen con la demanda comercial se les abran de par en par las puertas de las instituciones oficiales y privadas, sean aceptadas en las bienales nacionales e internacionales, resulten ganadoras de los más importantes concursos y den pie a insostenible cuento presuntuosas teorías con las que los críticos pretenden validar su existencia”.
Aseguran los signatarios del polémico escrito que pronto será puesto en circulación que “el arte es más que un oficio, un apostolado”, que “la misión del artista es transformar lo material en espiritual, lo prosaico en poético, lo inerte y mudo en vivo y cautivante.” Sostienen los autores de la aludida proclama que muchos artistas actuales menosprecian el aspecto artesanal de la creación artística, echan a un lado el “desempeño que remite al oficio ejercido con pericia y meticulosidad” y se vuelcan “hacia lo estrafalario o nauseabundo con el único sensacionalista propósito de llamar la atención”. Para quienes firman el mentado documento la ignorancia en materia de arte es un mal compartido por “creadores, críticos, teóricos y público en general”. Pareja ignorancia induce, entre otras desalentadoras prácticas, a “la imitación de las modas que, por lo que hace a la plástica, difunden las metrópolis extranjeras”. En opinión de los firmantes del Manifiesto “Lo reprensible […] no es imitar; lo censurable es reproducir alegremente lo que de fuera llega sin parar mientes en que el grueso de lo que está afluyendo es basura que, sobre no tener nada que ver con lo que somos y nos identifica, se revela -¿podía la basura no evidenciarse así?- sórdida, estúpida, infecunda.”
La recién surgida agrupación de artistas dominicanos denominada Confluencia XXI pondrá a circular un aguerrido documento crítico intitulado Algunas ideas para un manifiesto sobre la crisis del arte actual. Dicha puesta en circulación tendrá lugar en la Quinta Dominicana (Padre Billini 202, Ciudad Colonial) el jueves dos de abril, a las 7. 30 p.m.
El mencionado escrito, cuya redacción estuvo a cargo de León David, es refrendado por todos los miembros de Confluencia XXI, quienes debatieron de manera pormenorizada las ideas allí expuestas, llegando a un total acuerdo sobre las mismas antes de darlas a la luz pública. Los firmantes del aludido documento son: Salvador Vassallo, María Aybar, Danilo de los Santos (Danicel), Federico Cuello, Verouszka Freixas, Ezequiel Taveras, Soledad Vassallo, Vladimir Velásquez, Mariojosé Ángeles y León David.
El Manifiesto de Confluencia XXI es un folleto impreso de diecisiete páginas en el que, en treinta puntos, se lleva a cabo un contundente cuanto apasionado análisis de los vicios y lacras de que adolece la vida artística contemporánea tanto en la República Dominicana como en el extranjero. Se trata de un valiente, belicoso, profundo y serio ajuste de cuentas a toda una serie de prácticas, mitos y tendencias que, a juicio de los autores del referido texto, van en desmedro de la calidad artística de los creadores plásticos.
En el opúsculo de Confluencia XXI sus autores afirman que hoy día “la novedad desplaza al ideal de belleza” “como criterio supremo de valor en la esfera de la estimación de las bondades del objeto artístico” y que tan nociva realidad debe ser atribuida al “comercio del arte –ubérrimo negocio- [que] “reclama siempre novedades para mantenerse y acrecentar las ventas.” Al entender de quienes rubrican el Manifiesto, “la subordinación del arte a los reclamos del consumo y el lucro es también responsable […] de que a las mostrencas novedades de creadores que transigen con la demanda comercial se les abran de par en par las puertas de las instituciones oficiales y privadas, sean aceptadas en las bienales nacionales e internacionales, resulten ganadoras de los más importantes concursos y den pie a insostenible cuento presuntuosas teorías con las que los críticos pretenden validar su existencia”.
Aseguran los signatarios del polémico escrito que pronto será puesto en circulación que “el arte es más que un oficio, un apostolado”, que “la misión del artista es transformar lo material en espiritual, lo prosaico en poético, lo inerte y mudo en vivo y cautivante.” Sostienen los autores de la aludida proclama que muchos artistas actuales menosprecian el aspecto artesanal de la creación artística, echan a un lado el “desempeño que remite al oficio ejercido con pericia y meticulosidad” y se vuelcan “hacia lo estrafalario o nauseabundo con el único sensacionalista propósito de llamar la atención”. Para quienes firman el mentado documento la ignorancia en materia de arte es un mal compartido por “creadores, críticos, teóricos y público en general”. Pareja ignorancia induce, entre otras desalentadoras prácticas, a “la imitación de las modas que, por lo que hace a la plástica, difunden las metrópolis extranjeras”. En opinión de los firmantes del Manifiesto “Lo reprensible […] no es imitar; lo censurable es reproducir alegremente lo que de fuera llega sin parar mientes en que el grueso de lo que está afluyendo es basura que, sobre no tener nada que ver con lo que somos y nos identifica, se revela -¿podía la basura no evidenciarse así?- sórdida, estúpida, infecunda.”
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