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Con dolor y pesar despiden a periodista y chofer

Por Néstor Medrano, Juan Eduardo Thomas y Deyanira Polanco del Listín Diario.Los restos de la periodista Rosario Olivo y del chofer Julio Holguín fueron sepultados ayer tarde en lo que constituyeron dos ceremonias emotivas en el cementerio Cristo Redentor. Allí, Miguel Ortega, el subdirector del Centro de Información Gubernamental (CIG) donde laboraban los hoy fenecidos, dijo que el presidente Leonel Fernández dispuso que el apartamento que había adquirido la periodista le fuera transferido a su madre, Milagros de Jesús, y que se le otorgue una pensión. Una pensión también le será transferida a la familia del conductor.
Al sepelio acudieron decenas de periodistas, compañeros de trabajo de Olivo, la madre, el padre, los hermanos y una sobrina de nombre Itzel Olivo, quien interpretó una canción de plegaria a Dios, que anegó el momento de emoción, mientras las lágrimas inundaban las miradas de los asistentes.
Saba Medina, una de las compañeras de trabajo, pronunció algunas palabras destacando las virtudes profesionales de la periodista, palabras que debió interrumpir cuando el llanto le impidió continuar.
Ortega dijo que, ciertamente, se trataba de una pérdida irrecuperable, mientras pidió resignación a la familia, con la esperanza de que en esta hora de dolor viajaba a un lugar mejor. A la periodista, que laboró en varios medios de comunicación del país, y a la hora de su muerte cubría las incidencias del Palacio Nacional, le sobreviven sus padres, Milagros de Jesús y Dionisio Olivo, y tres hermanos.
Rosario Olivo y el conductor Juan Alberto Holguín fallecieron el pasado lunes cuando el vehículo en el que se desplazaban a través de la autopista Duarte se accidentó cuando se dirigían a Santiago, donde el presidente Leonel Fernández tenía previsto inaugurar varias obras.
El trágico fallecimiento de la periodista Rosario Olivo y del conductor Juan Alberto Holguín obligaron a que sus compañeros de labor dejaran de lado sus libretas de apuntes, grabadores y lapiceros, para acompañar en su dolor a los familiares de las víctimas.
Ayer, el duelo era común entre los periodistas que acudieron a la funeraria Blandino, en la Abraham Lincoln de la capital, donde fueron expuestos los restos.

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