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Eduardo Segura, siempre te recordaremos…"trabajar solo con la satisfacción del deber cumplido”

Mucha tristeza es poco lo que se siente al escuchar sollozos y llanto incontrolable de su secretaria Elizabeth, de toda una vida, decir  que “acaban de desconectar de la maquina al doctor” en la clínica Abreu, donde luchaba con un linfoma de Holdgkin, o cáncer linfático.

Miles de pacientes pasaron por las manos del doctor Eduardo Segura Almonte, sanados, de cualquier tipo de cáncer y del que hoy pierde batalla, el callado siempre doctor...

Recientemente reconocido por la Cámara de Diputados junto al oncólogo Marcos Wilfredo Pichardo Martínez,  Segura agradeció el reconocimiento y dijo trabajar solo con la satisfacción del deber cumplido, ya que el deber médico es hacer las cosas como se deben hacer”.

Abel Martínez, presidente de la Cámara hizo la entrega por su más de 50 años ofreciendo servicios a la población.

En la Liga Dominicana Contra el Cáncer del  Instituto Oncológico Doctor Heriberto Pieter, donde además atendía pacientes, fue presidente del patronato.
Recibía sus pacientes privados en la clínica San Rafael y cirugías en la Clínica Abreu, donde además daba seguimiento de quimioterapias, enfermerías y otros.

Su historia…
Mi primera vez… Eduardo Segura. Oneólogo. Frente a Historias de supervivencia
Eduardo Segura. Presidente de la Liga Dominicana Contra el Cáncer
A temprana edad, presencié el sufrimiento de los pacientes, en la época en que la cirugía era el único método curativo de dicho mal.
Realicé mis estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, perteneciendo a la primera promoción de ese Centro de estudios que disfrutó de la autonomía universitaria en el año 1962.
Siendo muy joven me tocó estar en contacto con pacientes de cáncer y en especial, pacientes quirúrgicos de cáncer. A partir del segundo año de Medicina ingresé como practicante al entonces Instituto de Oncología Milagro de la Caridad, donde a pesar de mostrar inclinación por la Anatomía Patológica como pupilo aventajado del insigne Maestro de la medicina dominicana Dr. Mario Ravelo Barré, me destaqué por mis dotes y habilidades quirúrgicas, que no pasaron desapercibidas al Dr. Alejandro Capellán, reconocido cirujano oncólogo dominicano con quien dí mis primeros pasos en la Cirugía Oncológica. Allí empecé a operar, conociendo de cerca el sufrimiento de los pacientes con cáncer, en una época en que la cirugía era el único método curativo de dicho mal.
Recibí formación como cirujano bajo la tutela del Dr. Eduardo Rodríguez Lara, en el Hospital Padre Billini y a la influencia de este maestro de la cirugía nacional atribuyo mi exquisita formación como cirujano general.
Cumpliéndose uno de mis más ansiados anhelos y siendo ya un consumado cirujano, partí hacia París, Francia, en el año 1966 becado para recibir entrenamiento en Cirugía Oncológica, en el Instituto Gustave Roussy, una de las instituciones europeas más sobresalientes y en aquel entonces “La Meca” de la Oncología, donde permanecí por más de tres años y tuve mis primeros contactos con las incipientes inmunoterapias del cáncer y la quimioterapia antineoplásica, en la persona del reconocido Profesor Maté.
Durante mi estadía en el exterior, entendí que mi especialidad era el futuro de la Oncología por lo que lo integré a mi formación y a mis atenciones oncológicas.
Desde mi regreso al país en 1969 aspiré a regresar a la institución que ha sido mi cuna profesional, el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter. Fue hasta 1974, cuando pude volver a ser parte del mismo, contando con el apoyo y entusiasmo de Doña Rosa E. de Tavares, entonces voluntaria en esta institución y quien al momento de su deceso dejaba bajo mi responsabilidad el futuro inmediato de la LDCC. M

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