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Sólo tuya

El mes de febrero ha sido tomado como el Mes del Amor. No obstante, esta palabra envuelve algo tan profundo que La Biblia dice que Dios es amor. Por tanto, nuestra esencia, como humanos está basada en el mismo, en virtud de que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios.
Escuchaba, el pasado domingo en la noche, al final de la prédica de mi pastor, que los especialistas de la conducta humana deberíamos buscar y establecer como base principal, para sanar trastornos emocionales, como la depresión, la forma en que este individuo se compara y compite con otros.
¿Podría convertirse el Mes del Amor en el detonante de conflictos entre parejas por comparaciones establecidas con la forma en que se tratan o manejan otras? ¿Hasta dónde afecta usted creer que se le quiere más o menos por un regalo? ¿Se puede medir la calidad de una relación de pareja y el grado de ésta por palabras expresadas?
Intento con esta reflexión, que quienes hoy puedan estar envueltos en sentimientos de tristeza, soledad, porque entienden que en sus relaciones no están siendo amados (as), precisamente por faltar determinadas manifestaciones que entienden deben recibir, vean que las mismas van a depender de algunos elementos que voy a citar.
Es importante reconocer que nosotros, una vez adultos, respondemos y actuamos en función de todo lo que hemos recibido y la forma en que  nos ha sido dado; cuál era el manejo de la familia en la cual nos formamos.
Por ejemplo, un hombre, quien en su hogar no se importantizaban cumpleaños, se le hace bastante difícil tener presente los mismos de las personas que ama. En este caso, si tu pareja es uno de ellos, jamás creas que le seas menos importante por ello.
Y, lo que es peor aún, que suelo enfrentar en terapia de pareja, la tendencia de la mujer entre su círculo de amigas establecer comparaciones entre su manejo de pareja y la de éstas. ¿Cuántas cosas día a día te muestran todo lo contrario?  Otro elemento determinante y que quiero dejar sentado es que nadie da lo que no tiene; que, si tampoco se aprendió a expresar verbalmente los sentimientos y emociones, sino hasta a retenerlos, a la hora de demandar, lo único que provocas es generar en él otro sentimientos de culpabilidad y frustración.
 Por Grecia de León

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