Johannesburgo, 14 feb (EFE).- El atleta paralímpico Oscar Pistorius rompió hoy, Día de San Valentín, su largo silencio para honrar a su novia, Reeva Steenkamp, en el día del primer aniversario de la muerte a tiros de la joven modelo a manos del corredor.
"El dolor y la tristeza, especialmente por los padres de Reeva, la familia y los amigos, me consumen de dolor", escribió hoy en su web Pistorius, que califica lo ocurrido de "accidente" y asegura vivir un "trauma" que llevará siempre a cuestas.
El caso no ha pasado desapercibido para la activa e influyente Liga de Mujeres del gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA), que marchará hoy por las calles de Pretoria para denunciar la violencia contra los niños y contra las mujeres.
"El caso Pistorius es un recordatorio de la violencia contra las mujeres", explicó Jaqui Mofokeng, portavoz de la organización, bastión histórico del feminismo dentro del movimiento de resistencia negro en Sudáfrica.
Ha transcurrido un año desde que la muerte de Steenkamp a manos de Pistorius conmocionara al mundo, y el caso sigue llenando páginas de periódico a la espera de que, en diecisiete días, vuelva a las portadas con el comienzo del juicio.
El diario en lengua afrikaans -la lengua de los Pistorius- "Beeld" reveló aquella mañana del Día de San Valentín de 2013 que un conocido deportista sudafricano había sido detenido por el asesinato de su novia.
No tardó en confirmarse que era Pistorius, que se convirtió, en agosto de 2012 en Londres, en el primer atleta con las piernas amputadas que participaba en unos Juegos Olímpicos, donde llegó a clasificarse para las semifinales de la prueba de 400 metros lisos.
La información sobre el deportista más célebre de Sudáfrica corrió como la pólvora y llegó a todo el mundo a través de las agencias de noticias internacionales y las redes sociales.
A las pocas horas, las empresas de publicidad desmontaban de las calles de Pretoria y Johannesburgo los anuncios con el rostro del velocista, conocido popularmente como 'Blade Runner' ("Corredor cuchilla"), en referencia a la conocida película de Ridley Scott, por las prótesis de carbono con forma de cuchilla con que compite.
La semana que duró la vista por su libertad bajo fianza reveló muchos de los detalles de lo ocurrido.
Pistorius, de 27 años, disparó a su novia, que entonces tenía 29, a través de la puerta cerrada del baño de la casa del deportista en Pretoria, un hecho que aceptan el fiscal y la defensa.
Mientras los abogados del corredor sostienen que disparó pensando que lo hacía contra un intruso que había irrumpido en la casa, el fiscal cree que Pistorius mató a su novia intencionadamente después de una discusión, y le acusa de "asesinato premeditado".
Si es declarado culpable, el cargo podría costarle la cadena perpetua al atleta, que cuenta con un excelente equipo de abogados que ya demostró su talento y agudeza durante las comparecencias por la libertad bajo fianza en febrero del año pasado.
La defensa convirtió la vista en una primera entrega del juicio, al entrar en detalles de los hechos que poco tenían que ver con la necesidad de otorgar a Pistorius la libertad condicional, y puso en aprietos a la Fiscalía.
La desastrosa actuación del investigador policial del caso, Hilton Botha, el único testigo llamado por el fiscal Gerrie Nel para apoyar su oposición a la libertad bajo fianza, llevó al juez Desmond Nair a aceptar los argumentos de la defensa y permitir, a cambio de unos 80.000 euros, que Pistorius espere el juicio en la calle.
Botha fue cesado del caso al conocerse que está acusado de siete cargos de intento de homicidio, por disparar siete veces en estado ebrio contra un minibús de pasajeros.
Según la prensa local, el atleta se ha visto obligado a vender parte de su patrimonio para pagar los elevados honorarios de su equipo de letrados, al verse privado de sus patrocinios y de los ingresos profesionales tras su caída en desgracia.
Con todo, la obtención de la libertad provisional fue celebrada de forma muy emotiva por todos los Pistorius en el mismo tribunal, donde, abrazados en círculo, rezaron una oración colectiva dirigida por el tío del deportista y jefe del clan, Arnold Pistorius.
Es, precisamente, en la casa de su tío en Pretoria donde Pistorius vive desde que mató a su novia, resguardado de una prensa que, sin embargo, ha logrado fotografiarle o al menos sorprenderle volviendo a los entrenamientos en una pista de la capital, y de fiesta con amigos y amigas en locales de moda.
La atención mediática se redoblará a partir del 3 de marzo, el día del comienzo del juicio, al que asistirán decenas de medios locales e internacionales y que tendrá dedicado, en una plataforma de televisión sudafricana, un canal especial que emitirá 24 horas.
Por las pantallas de los sudafricanos desfilará la galería de personajes ricos, guapos y famosos que componen el clan Pistorius.
De este mundo de glamour y éxito formó parte Reeva, modelo de fama y habitual en programas de televisión, pero no sus padres, una familia modesta a la que la pérdida de su hija ha supuesto también un severo golpe económico.
En diecisiete días, pues, comenzará en Pretoria un juicio en el que Pistorius se juega pasarse buena parte de su vida entre rejas.
Será entonces cuando el mundo vuelva a asomarse a una historia de amor, fama y tragedia propia del más ambicioso guión de Hollywood.
"El dolor y la tristeza, especialmente por los padres de Reeva, la familia y los amigos, me consumen de dolor", escribió hoy en su web Pistorius, que califica lo ocurrido de "accidente" y asegura vivir un "trauma" que llevará siempre a cuestas.
El caso no ha pasado desapercibido para la activa e influyente Liga de Mujeres del gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA), que marchará hoy por las calles de Pretoria para denunciar la violencia contra los niños y contra las mujeres.
"El caso Pistorius es un recordatorio de la violencia contra las mujeres", explicó Jaqui Mofokeng, portavoz de la organización, bastión histórico del feminismo dentro del movimiento de resistencia negro en Sudáfrica.
Ha transcurrido un año desde que la muerte de Steenkamp a manos de Pistorius conmocionara al mundo, y el caso sigue llenando páginas de periódico a la espera de que, en diecisiete días, vuelva a las portadas con el comienzo del juicio.
El diario en lengua afrikaans -la lengua de los Pistorius- "Beeld" reveló aquella mañana del Día de San Valentín de 2013 que un conocido deportista sudafricano había sido detenido por el asesinato de su novia.
No tardó en confirmarse que era Pistorius, que se convirtió, en agosto de 2012 en Londres, en el primer atleta con las piernas amputadas que participaba en unos Juegos Olímpicos, donde llegó a clasificarse para las semifinales de la prueba de 400 metros lisos.
La información sobre el deportista más célebre de Sudáfrica corrió como la pólvora y llegó a todo el mundo a través de las agencias de noticias internacionales y las redes sociales.
A las pocas horas, las empresas de publicidad desmontaban de las calles de Pretoria y Johannesburgo los anuncios con el rostro del velocista, conocido popularmente como 'Blade Runner' ("Corredor cuchilla"), en referencia a la conocida película de Ridley Scott, por las prótesis de carbono con forma de cuchilla con que compite.
La semana que duró la vista por su libertad bajo fianza reveló muchos de los detalles de lo ocurrido.
Pistorius, de 27 años, disparó a su novia, que entonces tenía 29, a través de la puerta cerrada del baño de la casa del deportista en Pretoria, un hecho que aceptan el fiscal y la defensa.
Mientras los abogados del corredor sostienen que disparó pensando que lo hacía contra un intruso que había irrumpido en la casa, el fiscal cree que Pistorius mató a su novia intencionadamente después de una discusión, y le acusa de "asesinato premeditado".
Si es declarado culpable, el cargo podría costarle la cadena perpetua al atleta, que cuenta con un excelente equipo de abogados que ya demostró su talento y agudeza durante las comparecencias por la libertad bajo fianza en febrero del año pasado.
La defensa convirtió la vista en una primera entrega del juicio, al entrar en detalles de los hechos que poco tenían que ver con la necesidad de otorgar a Pistorius la libertad condicional, y puso en aprietos a la Fiscalía.
La desastrosa actuación del investigador policial del caso, Hilton Botha, el único testigo llamado por el fiscal Gerrie Nel para apoyar su oposición a la libertad bajo fianza, llevó al juez Desmond Nair a aceptar los argumentos de la defensa y permitir, a cambio de unos 80.000 euros, que Pistorius espere el juicio en la calle.
Botha fue cesado del caso al conocerse que está acusado de siete cargos de intento de homicidio, por disparar siete veces en estado ebrio contra un minibús de pasajeros.
Según la prensa local, el atleta se ha visto obligado a vender parte de su patrimonio para pagar los elevados honorarios de su equipo de letrados, al verse privado de sus patrocinios y de los ingresos profesionales tras su caída en desgracia.
Con todo, la obtención de la libertad provisional fue celebrada de forma muy emotiva por todos los Pistorius en el mismo tribunal, donde, abrazados en círculo, rezaron una oración colectiva dirigida por el tío del deportista y jefe del clan, Arnold Pistorius.
Es, precisamente, en la casa de su tío en Pretoria donde Pistorius vive desde que mató a su novia, resguardado de una prensa que, sin embargo, ha logrado fotografiarle o al menos sorprenderle volviendo a los entrenamientos en una pista de la capital, y de fiesta con amigos y amigas en locales de moda.
La atención mediática se redoblará a partir del 3 de marzo, el día del comienzo del juicio, al que asistirán decenas de medios locales e internacionales y que tendrá dedicado, en una plataforma de televisión sudafricana, un canal especial que emitirá 24 horas.
Por las pantallas de los sudafricanos desfilará la galería de personajes ricos, guapos y famosos que componen el clan Pistorius.
De este mundo de glamour y éxito formó parte Reeva, modelo de fama y habitual en programas de televisión, pero no sus padres, una familia modesta a la que la pérdida de su hija ha supuesto también un severo golpe económico.
En diecisiete días, pues, comenzará en Pretoria un juicio en el que Pistorius se juega pasarse buena parte de su vida entre rejas.
Será entonces cuando el mundo vuelva a asomarse a una historia de amor, fama y tragedia propia del más ambicioso guión de Hollywood.
Autor: Marcel Gascón
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