En coordinación con la Casa de la Cultura de Navarrete, el Centro León realiza un Encuentro con la Memoria, con la participación del investigador, escritor y folclorista dominicano Rafael Almánzar, para compartir la historia y los aportes de una de las glorias del merengue dominicano, Francisco “Ñico” Lora, este miércoles 12 de marzo en el auditorio de la entidad cultural.
Como todo acontecimiento folclórico se hace difícil precisar el momento de su nacimiento, y más difícil aún calcular su período de gestación, eso sucede con el merengue, ritmo insignia de los dominicanos. Según la historia, la aparición del primer documento que da evidencia de su existencia data de 1854. Por el contrario, de lo que sí se tiene certeza es que es uno de los géneros musicales más antiguos. Surgió primero que el jazz, el bolero, el tango, el son, el rock, la salsa, sólo por mencionar algunos.
Con el paso de los años este género ha experimentado un enriquecimiento generado primordialmente por sus exponentes; Toño Abreu, Hipólito Martínez, Tatico Henríquez, Rafaelito Román, El Ciego de Nagua, Francisco Ulloa… y Ñico Lora, en honor a quien en el mes de febrero la Casa de la Cultura de Navarrete, en coordinación con el Ministerio de Cultura de la República Dominicana y el Ayuntamiento Municipal de Navarrete, dieron el primer picazo como inicio de los trabajos para la construcción del “Memorial Ñico Lora”. Obra que honrará la memoria del Padre del Merengue Dominicano, como se titula el libro que se encuentra en fase de terminación del investigador Rafael Almánzar.
Ñico Lora, nació en Maizal, Santiago, en el año 1880. Hijo de Narciso Lora y Simencia Cabrera. Tal como hace referencia la historia de la música típica, a pesar de que estos fueron tiempos de luchas entre caudillos, revoluciones e inestabilidad política, este hombre estaba comprometido con dar alegría a través de las notas de su acordeón, el cual aprendió a tocar a muy temprana edad, a pesar de no haber tenido una formación musical formal. Sin embargo, eso no le impidió destacarse como instrumentista y compositor, muestra de ello son sus merengues dedicados a toda clase de situación social, cultural, mágico-religiosa y de la vida cotidiana. Entre sus composiciones más famosas figuran San Antonio, Tingo Talango, Eres la mujer más bella, Pedrito Chávez, La Invasión del 16, El sitio de los come burros, Desiderio Arias, Hatillo palma, Las Mujeres de Juan Gómez y San Francisco.
Cuenta la historia que una vez se le preguntó a Lora cuántos merengues había compuesto en toda su vida, a lo que él contestó "miles", supuestamente no había exagerado, ya que fue un improvisador muy hábil que podía componer canciones inmediatamente, a petición de su público.
Revolucionador anónimo del perico ripiao del Cibao, padre del merengue, gloria del merengue, son sólo alguno de los renombres que la labor de este entrañable músico le adjudicó. Él fue el creador de muchas melodías anónimas que son consideradas como un bien cultural por la nación dominicana y sus canciones se mantienen en el tiempo como parte esencial de las raíces musicales de su pueblo. Su ligereza en el toque de acordeón lo llevó a la gloria, pues no se limitaba a tocar merengue, sino que además interpretaba fox-trop-one step, ritmo traído por los marines norte-americano durante la ocupación militar de los años 1910 y 1916. También tocaba polkas, pambiche, mazurca, entre otros ritmos.
Este Encuentro con la Memoria, se realiza de forma especial para honrar la obra y los aportes de este emblemático músico del merengue popular dominicano, junto a sus descendientes y todo el público asistente. No es casualidad que se lleve a cabo en la ciudad de Santiago de los Caballeros hogar donde se concentraron los tres instrumentos que simbolizan el merengue tradicional; la güira, la cual se cree de origen nativo Taíno, la tambora, de origen africano y al acordeón europeo. Definitivamente este trío típico simboliza las tres culturas que se combinaron para hacer la República Dominicana de hoy. Por lo que nos atrevemos a citar la consideración que hiciera la Unesco en el 2005 "No hay nada más dominicano que el merengue típico".
Como todo acontecimiento folclórico se hace difícil precisar el momento de su nacimiento, y más difícil aún calcular su período de gestación, eso sucede con el merengue, ritmo insignia de los dominicanos. Según la historia, la aparición del primer documento que da evidencia de su existencia data de 1854. Por el contrario, de lo que sí se tiene certeza es que es uno de los géneros musicales más antiguos. Surgió primero que el jazz, el bolero, el tango, el son, el rock, la salsa, sólo por mencionar algunos.
Con el paso de los años este género ha experimentado un enriquecimiento generado primordialmente por sus exponentes; Toño Abreu, Hipólito Martínez, Tatico Henríquez, Rafaelito Román, El Ciego de Nagua, Francisco Ulloa… y Ñico Lora, en honor a quien en el mes de febrero la Casa de la Cultura de Navarrete, en coordinación con el Ministerio de Cultura de la República Dominicana y el Ayuntamiento Municipal de Navarrete, dieron el primer picazo como inicio de los trabajos para la construcción del “Memorial Ñico Lora”. Obra que honrará la memoria del Padre del Merengue Dominicano, como se titula el libro que se encuentra en fase de terminación del investigador Rafael Almánzar.
Ñico Lora, nació en Maizal, Santiago, en el año 1880. Hijo de Narciso Lora y Simencia Cabrera. Tal como hace referencia la historia de la música típica, a pesar de que estos fueron tiempos de luchas entre caudillos, revoluciones e inestabilidad política, este hombre estaba comprometido con dar alegría a través de las notas de su acordeón, el cual aprendió a tocar a muy temprana edad, a pesar de no haber tenido una formación musical formal. Sin embargo, eso no le impidió destacarse como instrumentista y compositor, muestra de ello son sus merengues dedicados a toda clase de situación social, cultural, mágico-religiosa y de la vida cotidiana. Entre sus composiciones más famosas figuran San Antonio, Tingo Talango, Eres la mujer más bella, Pedrito Chávez, La Invasión del 16, El sitio de los come burros, Desiderio Arias, Hatillo palma, Las Mujeres de Juan Gómez y San Francisco.
Cuenta la historia que una vez se le preguntó a Lora cuántos merengues había compuesto en toda su vida, a lo que él contestó "miles", supuestamente no había exagerado, ya que fue un improvisador muy hábil que podía componer canciones inmediatamente, a petición de su público.
Revolucionador anónimo del perico ripiao del Cibao, padre del merengue, gloria del merengue, son sólo alguno de los renombres que la labor de este entrañable músico le adjudicó. Él fue el creador de muchas melodías anónimas que son consideradas como un bien cultural por la nación dominicana y sus canciones se mantienen en el tiempo como parte esencial de las raíces musicales de su pueblo. Su ligereza en el toque de acordeón lo llevó a la gloria, pues no se limitaba a tocar merengue, sino que además interpretaba fox-trop-one step, ritmo traído por los marines norte-americano durante la ocupación militar de los años 1910 y 1916. También tocaba polkas, pambiche, mazurca, entre otros ritmos.
Este Encuentro con la Memoria, se realiza de forma especial para honrar la obra y los aportes de este emblemático músico del merengue popular dominicano, junto a sus descendientes y todo el público asistente. No es casualidad que se lleve a cabo en la ciudad de Santiago de los Caballeros hogar donde se concentraron los tres instrumentos que simbolizan el merengue tradicional; la güira, la cual se cree de origen nativo Taíno, la tambora, de origen africano y al acordeón europeo. Definitivamente este trío típico simboliza las tres culturas que se combinaron para hacer la República Dominicana de hoy. Por lo que nos atrevemos a citar la consideración que hiciera la Unesco en el 2005 "No hay nada más dominicano que el merengue típico".
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