“No hacemos concesiones a los terroristas, eso incluye que no pagamos rescates”, dijo tajante la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Marie Harf, a la pregunta de si el Gobierno se está planteando cambios en su forma de actuar tras la ejecución de un periodista estadounidense secuestrado por el Estado Islámico (EI).
Según el GlobalPost, medio para el que colaboraba el periodista James Foley, secuestrado en Siria en 2012 y decapitado esta semana, los yihadistas pidieron 132.5 millones de dólares por su liberación.
La portavoz del Departamento de Estado, que no confirmó este extremo, señaló que una de las principales formas de financiación del EI ha sido el cobro de rescates “que otros han pagado” y otras actividades delictivas como el robo de bancos.
El Departamento de Estado considera que el pago de rescates puede poner en un “gran peligro de secuestro” a los ciudadanos estadounidenses en el extranjero, además subrayó que ayudan a financiar “a los mismos grupos a los que estamos intentando degradar sus capacidades”.
La portavoz rehusó comentar si el pago de rescates por parte de países europeos tiene algún impacto sobre los ciudadanos estadounidenses secuestrados y reiteró que “da a los terroristas una herramienta” para continuar con sus actividades.
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