El profesor Juan Manuel Rosario manifestó que en la República Dominicana hay sectores que pretenden destruirla desde el punto de vista institucional.Indicó que uno de los ejemplos más palpables de eso es lo que se pretende imponer con relación al instrumento de aceptación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Aseguró que el instrumento de aceptación de CIDH es inconstitucional porque no fue aprobado por el Congreso dominicano.
Dijo que tanto la Corte de Justicia Internacional como la Corte Penal Internacional fueron aprobadas por el Congreso de la República Dominicana, pero que sin embargo la CIDH no la enviaron al Congreso.
En un extenso documento publicado el profesor Juan Manuel Rosario se pregunta que por qué de tres tribunales internacionales en los que la República Dominicana participa, hay dos que fueron refrendados por el Congreso y solo uno se hizo sin la anuncia del legislativo dominicano.
Dijo que resulta preocupante y hasta no lejos de sospecha el hecho de que esa Corte no la quisieran enviar al Congreso, mientras que con las otras sí lo hicieron.
Aseguró que en la República Dominicana hay sectores que se han prevalido de lecturas torcidas del derecho internacional, para de esa manera justiciar acciones contra el Estado, dirigidas a debilitar la estructura institucional del Estado dominicano, para de esa manera proceder a ir creando las condiciones del desmembramiento del Estado.
Manifestó que los sectores que se han aglutinado en torno a imponerle a la sociedad dominicana una práctica basada en el mito y el miedo en torno a las relaciones internacionales, se han propuesto incidir en los medios de comunicación y en el Estado para lograr sus fines.
Dijo que hasta en el cuerpo diplomático de la República Dominicana existen personas que actúan no conforme al interés nacional, sino para fortalecer los intereses contrarios al país.
Se lamenta que los gobiernos del país han actuado en contubernio con los sectores que no les interesa en absoluto el interés general de la República Dominicana.
Aseguró que los políticos cada vez tienen más inclinación a la búsqueda de notoriedad y estar aferrados a un comportamiento complaciente que a defender los intereses del país.
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