...Decidieron cambiar de táctica. En lugar de intentar eliminar físicamente a Buda, tratarían de desacreditarlo, para de esa manera liquidarlo moralmente.
Desacreditar a Buda
Para lograr ese objetivo, contrataron a una prostituta de nombre Sundari, a la que le dijeron: “Eres una mujer muy bella y astuta. Queremos que avergüences a Buda, haciendo parecer que está involucrado carnalmente contigo. Así, su imagen se manchará, sus seguidores se irán y vendrán hacia nosotros. Haz un buen uso de tu físico.”
Sundari entendió lo que se le estaba pidiendo. Esa noche salió en dirección del monasterio. Cuando le preguntaron hacia dónde se dirigía, contestó: “Voy hacia donde Buda. Vivo con él en la cámara perfumada del monasterio.”
Luego de decir esto, se quedó en la casa vecina. A la mañana siguiente regresó a la suya, y a todo aquel que le preguntaba, ella le decía: “Vengo de la cámara perfumada del monasterio, donde pasé la noche con Buda.
Así continuó durante dos días. Al final del tercero, contrataron a unos criminales para que la mataran y escondieran su cuerpo en un vertedero cercano al monasterio.
Los heréticos fueron donde el rey mostrando preocupación por la desaparición de la mujer. Este les autorizó a que la buscaran por todo el pueblo. Sabiendo donde el cuerpo se hallaba escondido, lo llevaron ante el monarca y le dijeron: “Su majestad, esta mujer fue vista frecuentando al Buda, Sidarta Gautama, y sus seguidores le han dado muerte para esconder la desgracia de su líder.”
El rey autorizó entonces que el crimen y sus ejecutores fueran denunciados por todo el pueblo. Los heréticos se pasearon por la comunidad con el cuerpo expuesto en una camilla, mientras anunciaban que era Buda el culpable de la muerte de la mujer. Como resultado, los monjes fueron maltratados, insultados e ignorados por la gente.
Uno de los monjes incluso sugirió a Buda que se fueran a otro pueblo, a lo que Buda le contestó: “¿Y si en el otro pueblo nos tratan igual?”. El monje dijo: “Pues iremos a otro pueblo más lejano.”
Respondiéndole de forma negativa, Buda le manifestó: “Nunca debemos huir de los problemas. Debemos enfrentarlos cual un elefante que es entrenado para enfrentar flechas disparadas contra él de distintas direcciones. La verdad siempre saldrá a relucir sin importar el tiempo que pase. No te preocupes, nadie puede hacer daño a la reputación por más de siete días.”
Al séptimo día, los rufianes, que se encontraban ebrios con el licor comprado con el dinero que le habían dado, confesaron el mal que habían perpetrado, junto con la identidad de los autores intelectuales.
El rey envió a buscar a los heréticos y les ordenó buscar el cuerpo de Sundari y llevarlo por el pueblo, anunciando que eran ellos los culpables de su muerte y de tratar de llevar desgracia a la honra de Buda y sus seguidores.
A partir de ese momento, la reputación de Buda creció, al igual que el número de sus seguidores.
Para lograr ese objetivo, contrataron a una prostituta de nombre Sundari, a la que le dijeron: “Eres una mujer muy bella y astuta. Queremos que avergüences a Buda, haciendo parecer que está involucrado carnalmente contigo. Así, su imagen se manchará, sus seguidores se irán y vendrán hacia nosotros. Haz un buen uso de tu físico.”
Sundari entendió lo que se le estaba pidiendo. Esa noche salió en dirección del monasterio. Cuando le preguntaron hacia dónde se dirigía, contestó: “Voy hacia donde Buda. Vivo con él en la cámara perfumada del monasterio.”
Luego de decir esto, se quedó en la casa vecina. A la mañana siguiente regresó a la suya, y a todo aquel que le preguntaba, ella le decía: “Vengo de la cámara perfumada del monasterio, donde pasé la noche con Buda.
Así continuó durante dos días. Al final del tercero, contrataron a unos criminales para que la mataran y escondieran su cuerpo en un vertedero cercano al monasterio.
Los heréticos fueron donde el rey mostrando preocupación por la desaparición de la mujer. Este les autorizó a que la buscaran por todo el pueblo. Sabiendo donde el cuerpo se hallaba escondido, lo llevaron ante el monarca y le dijeron: “Su majestad, esta mujer fue vista frecuentando al Buda, Sidarta Gautama, y sus seguidores le han dado muerte para esconder la desgracia de su líder.”
El rey autorizó entonces que el crimen y sus ejecutores fueran denunciados por todo el pueblo. Los heréticos se pasearon por la comunidad con el cuerpo expuesto en una camilla, mientras anunciaban que era Buda el culpable de la muerte de la mujer. Como resultado, los monjes fueron maltratados, insultados e ignorados por la gente.
Uno de los monjes incluso sugirió a Buda que se fueran a otro pueblo, a lo que Buda le contestó: “¿Y si en el otro pueblo nos tratan igual?”. El monje dijo: “Pues iremos a otro pueblo más lejano.”
Respondiéndole de forma negativa, Buda le manifestó: “Nunca debemos huir de los problemas. Debemos enfrentarlos cual un elefante que es entrenado para enfrentar flechas disparadas contra él de distintas direcciones. La verdad siempre saldrá a relucir sin importar el tiempo que pase. No te preocupes, nadie puede hacer daño a la reputación por más de siete días.”
Al séptimo día, los rufianes, que se encontraban ebrios con el licor comprado con el dinero que le habían dado, confesaron el mal que habían perpetrado, junto con la identidad de los autores intelectuales.
El rey envió a buscar a los heréticos y les ordenó buscar el cuerpo de Sundari y llevarlo por el pueblo, anunciando que eran ellos los culpables de su muerte y de tratar de llevar desgracia a la honra de Buda y sus seguidores.
A partir de ese momento, la reputación de Buda creció, al igual que el número de sus seguidores.
Escrito de Leonel Fernández @leonelfernandez ...Listín Diario.
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