AP. Washington.- Desde que John F. Kennedy nombró a su hermano Bobby secretario de justicia y a su cuñado como director del Cuerpo de Paz, ningún otro presidente de Estados Unidos se había apoyado tanto en su familia como Donald Trump. Hasta su nieta de cinco años Arabella aporta lo suyo.
Los propios parientes de Trump se sorprenden del grado en que el magnate ha entremezclado la sangre, los negocios y las tareas del gobierno.
Ivanka Trump tiene un despacho en el West Wing, las oficinas presidenciales de la Casa Blanca, y el título de asesora del presidente. El martes se las vio en figurillas para defender la gestión de su padre en una conferencia sobre mujeres en Alemania.
Su esposo Jared Kushner es asesor especial del presidente con una cantidad de delicados encargos, que incluyen desde buscar la paz en el Medio Oriente hasta reestructurar el gobierno federal.
Un hijo de Trump, Eric, es una especie de vocero extraoficial del mandatario y aseguró que su padre no tolerará provocaciones de Corea del Norte. "Uno no quiere que haya muerte, destrucción y turbulencia en el mundo, pero hay que ser fuerte cuando se lidia con dictadores terribles, terribles".
Otro hijo de Trump, Don Jr., ha ido ganando prominencia y se especula que se podría postular a algún cargo electivo. Él no lo descarta y ha dicho que la gobernación del estado de Nueva York es algo tentador de cara al futuro.
La esposa de Trump, Melania, ha sido una presencia distante y se ha quedado en Nueva York, por lo menos hasta que su hijo Barron, de 11 años, termine el año escolar. Pero pasa cada vez más tiempo en Washington.
La pequeña Arabella, por su parte, cautivó al presidente chino Xi Jinping al cantar una canción en mandarín durante el encuentro que ambos mandatarios sostuvieron recientemente en la mansión de Trump en Mar-a-Lago, Florida.
El tener a varios familiares en el gobierno conlleva pros y contras, según está comprobando Trump.
La dinámica familiar le agrega intriga a la lucha por ganar influencia típica de los primeros días de una presidencia. El sector más moderado, encabezado por Kushner e Ivanka Trump, parece estar ganando peso en detrimento del flanco que lidera Steve Bannon, un abanderado de los conservadores.
El historiador de Princeton Julian Zelizer dice que los familiares pueden hablar francamente con Trump y darle visiones que los demás funcionarios tal vez se abstengan de presentar, pero al mismo tiempo "están tan identificados con la familia y deseosos de proteger a su padre que no pueden hacer recomendaciones honestas y a veces no ven los problemas a medida que van surgiendo".
Ivanka Trump fue criticada por no ser más enérgica cuando no está de acuerdo con su padre. Pero eso no quiere decir que no se haga escuchar.
"Yo no equipararía la falta de denuncias públicas con el silencio", declaró hace poco.
Durante su presentación de esta semana en Berlín comentó que todavía no está familiarizada con su papel de hija del presidente y asesora presidencial, pero espera aportar lo suyo y promover "cambios positivos, en forma gradual".
Su marido, por su parte, ha viajado a Irak con el jefe del estado mayor conjunto y ha estado asesorando al presidente sobre las relaciones con el Medio Oriente, Canadá y México.
La ascendencia que puede tener Ivanka Trump sobre su padre se puso de manifiesto cuando su hermano Eric comentó que seguramente puso su granito de arena en la decisión de bombardear una base aérea de Siria en represalia por el uso de armas químicas por parte del gobierno sirio. Eric le dijo al Daily Telegraph de Londres que "ella ejerce influencia. Estoy seguro de que le dijo 'oye, esto que está pasando (en Siria) es terrible'''.
La difusa línea divisoria entre los intereses comerciales de la familia Trump y sus conexiones gubernamentales son un elemento delicado. Por más que Eric y Don Jr. sean ahora los encargados de manejar los negocios de la familia y Kushner e Ivanka Trump se aboquen a las tareas del gobierno, los potenciales conflictos de interés generan mucho revuelo.
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