Los mandatarios de los cuatro países que forman el denominado 'Grupo de Visegrado' encontraron puntos en común sobre Ucrania cuando se reunieron en Praga en el marco de su encuentro anual.
La República Checa, Polonia, Hungría y Eslovaquia han discrepado recientemente sobre el apoyo militar a los ucranianos en su lucha contra Rusia, pero todos insisten en que es vital que Ucrania salga adelante.El presidente checo, Petr Pavel, señala que "la agresión rusa nos afecta a todos. El apoyo a Ucrania es, por tanto, esencial para nuestra seguridad. Al mismo tiempo, se trata de una acción naturalmente humana".
El exgeneral de las Fuerzas Armadas añadía que "Rusia debe responder de la pérdida de vidas humanas y de los daños causados, por lo que debemos apoyar con decisión a Ucrania y a sus ciudadanos en todos los sentidos". A modo de conclusión Pavel indicaba que esto "redunda en nuestro interés", refiriéndose al hecho de prestar un firme apoyo a los ucranianos.
La República Checa y Polonia han sido firmes partidarios de Ucrania, abriendo sus fronteras a los refugiados y donando armas, pero las relaciones se enturbiaron en septiembre por la entrada de cereales ucranianos, que afectó al mercado polaco.
El Gobierno húngaro del primer ministro Viktor Orbán se ha negado, en redondo, a suministrar armas a Ucrania, y ha amenazado con vetar los paquetes de ayuda financiera de la Unión Europea a Kiev.
Eslovaquia, con el nuevo primer ministro Robert Fico, ha decidido poner fin a su ayuda militar a Ucrania.
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