
La alegría invade a uno al ver tantas luces, y gente caminar de uno y otro lado, encontrarse cara a cara con el hombre araña, con todos los lujos del mundo, con sus conocidos restaurantes, galerías y la vida nocturna, pero también, con las autoridades que le dicen a un mendigo que recoja sus cosas que allí no puede vivir.

Sorprende a cualquier ingeniero, ver la construcción de un enorme edificio y no ver materiales ni nada que identifiquen que ahí se realiza otra obra arquitectónica en este sector golpeado con la destrucción de las Torres Gemelas del World Trade Center, el 11 Septiembre 2001.
Museos extraordinarios, y centros de compra de la ciudad se van encontrando al hacer el recorrido por la Quinta Avenida, hacia el norte, hasta la Calle 59.
Es grato visitar las familias, disfrutar de Manhattan en Rockefeller Center, donde una obra de jardinería reúne a diferentes personalidades.
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