

La internacionalización del currículo es un desafío en la región latinoamericana por el fenómeno de la globalización, y las universidades e institutos de educación superior no están ajeno a ello; al contrario, si tomamos en cuenta que, “entre las áreas del conocimiento desarrolladas en las alianzas y convenios internacionales, el 22% se hacen en el marco de la Educación; en primer lugar está el área de negocios con un 27%; Psicología un 16%, Derecho un 9% y Economía un 4%”, de acuerdo a datos ofrecidos por Claudia Aponte.
La experta ofreció esta conferencia en el marco de su compromiso con el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, como consultora para el diseño y la implementación de su Plan de Desarrollo. La disertación, celebrada en el auditorio del Museo de Arte Moderno, contó con el respaldo de invitados especiales; entre ellos, funcionarios del Ministerio de Educación (Minerd) y del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), así como autoridades académicas del Instituto, universidades hermanas y profesionales de entidades con las que el Salomé Ureña tiene acuerdos.
Entre las razones que han influido en la necesidad de la internacionalización del currículo está el impacto de la cooperación académica internacional, el trabajo de investigación de académicos nacionales con colegas de otras comunidades, las facilidades actuales en la movilidad de los profesionales, así como la tecnología.
Claudia Aponte, explica, además, que la internacionalización del currículo implica “la integración de saberes (la interdisciplinariedad), el desempeño en diversos contextos, la sensibilidad intercultural; formar a los estudiantes de todo el sistema educativo como ciudadanos cosmopolitas; formar personas con capacidad de vivir con otros en el contexto de la humanidad, y desarrollar muy especialmente los valores de alteridad (capacidad de ser otro), solidaridad, compasión y generosidad. La base de las competencias interculturales es el conocimiento y el amor por la cultura propia y por la identidad de origen, así como desarrollar competencias interculturales que implican “no juzgar, no excluir, no tener estereotipos, no discriminar, romper paradigmas”.
Tras un trabajo cercano de varios meses con las autoridades académicas para el diseño del Plan Estratégico de Desarrollo, Aponte quiso destacar ante el auditorio que “el ISFODOSU protege los principios de la sociedad y de la ciudadanía democrática mediante la construcción de espacios abiertos del nivel regional y nacional para promover el fortalecimiento de la justicia, los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la democracia y la paz, así como los valores ciudadanos”.
Expositora
María Claudia Aponte es Colombiana, Economista con maestría en Educación. Desde el año 2012 se desempeña como Consultora y Asesora académica y pedagógica Independiente de diferentes entidades educativas, entre las que se destacan la Fundación Universitaria Católica del Norte-Colombia, la Institución Universitaria Salazar y Herrera y el Ministerio de Educación Nacional de Colombia.
Antes de independizarse trabajó un tiempo como Directora de Planeación y Desarrollo Estratégico en la Universidad Católica de Colombia, fue Directora de Planeación y Acreditación Institucional de la Universidad de la Sabana en Colombia y se desempeñó como Directora De Grupo Gestión Escolar y Asesora del Sistema Nacional de Fijación de Tarifas Educativas en el Ministerio de Educación Nacional de Colombia.
Durante el Convenio Andrés Bello, el cual buscaba el mejoramiento de la calidad de la educación básica de los países: Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela fungió como Asesora e investigadora de Proyectos del CAB, la UNESCO y GTZ del año 1985-1993. La GTZ es una sociedad de responsabilidad limitada sin fines de lucro, de propiedad del Gobierno de la República Federal de Alemania.
María Claudia Aponte ha desarrollado diferentes investigaciones en el área de Educación y ha realizado varias publicaciones sobre la Internacionalización académica de Colombia.
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