El personal de salud expresó con ese hostil recibimiento su desaprobación por la gestión de la pandemia de COVID-19, y criticaron los recortes presupuestarios y la aprobación de una ley que aumenta la carga laboral y permite el reclutamiento de trabajadores no calificados para puestos de enfermería.
La primera ministra de Bélgica, Sophie Wilmès, recibió la hostil recepción por parte del personal del hospital Saint Peter de Bruselas, institución que se encuentra al frente de la lucha contra el coronavirus en el país.
El auto de la jefa de Gobierno ingresaba al centro médico, y una doble hilera de trabajadores de la salud alineados en la ruta le dieron la espalda con ostentación, gesto que algunos observadores describieron como una “guardia de deshonor”.
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