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Dale con hierro a la anemia

Por Natyobi Mejía

Dadas sus diversas acciones para acelerar los procesos bioquímicos, el hierro es el oligoelemento más importante para nuestro organismo. Ya en la antigüedad supieron apreciar su valor: en el 3000 a. de C., los egipcios utilizaban agua rica en hierro como revitalizante. Pero no fue hasta principios del siglo XX que se comenzó a investigar su papel en el metabolismo celular.

Nuestro organismo posee de 4 a 5 gramos de hierro (lo que equivale al peso de dos agujas de 3.5 cm de longitud y de 0.50 cm de diámetro cada una).
Aproximadamente dos tercios de esta cantidad se halla formando parte del pigmento rojo de la sangre (hemoglobina). El resto se encuentra repartido como reserva de emergencia en diferentes órganos y tejidos (el bazo, la médula ósea, el hígado, el tejido muscular y la mucosa intestinal principalmente).

El hierro que tomamos en nuestra alimentación diaria es liberado durante la digestión y absorbido en un 10% por el organismo humano. El 90 % restante se elimina a través del desprendimiento de células de la piel, por los intestinos y la orina.
Función
Necesitamos el hierro para la síntesis del pigmento de la sangre. Tenemos hemoglobina en nuestro organismo la cual en un proceso de reciclaje, se utiliza de forma continua, a fin de renovar las células sanguíneas cada 120 días.

Sin el hierro, no sería posible el transporte de oxígeno de los pulmones hasta los diferentes órganos, como el corazón, los músculos, el hígado o el cerebro. La glándula tiroides, el sistema nervioso central, el control de la temperatura corporal y las defensas frente a los microorganismos no pueden funcionar sin el hierro.

El hierro es indispensable para algunas funciones del cerebro como la capacidad de aprendizaje. Se halla en las enzimas del metabolismo oxidativo de la cadena respiratoria, en la que participa en los procesos de combustión de las sustancias nutritivas (proteínas, lípidos, hidratos de carbono), incrementa la resistencia ante las enfermedades, previene los estados de fatiga, cura y previene contra la anemia derivada de una carencia de hierro. Y resulta saludable para la piel, el cabello y las uñas.

Carencias
El organismo suele economizar sus reservas de hierro. Así, el metabolismo de este elemento es muy escaso. Al día, el hombre pierde alrededor de 0.5 miligramos de hierro, y la mujer -debido a la menstruación-, hasta 2 miligramos. Ya sólo esta cantidad la tenemos que suplir con la alimentación diaria. Además, una persona sana dispone de «reservas de hierro» (hierro que se halla ligado a proteínas en el organismo), que son movilizadas rápidamente en caso de necesidad.

El metabolismo del hierro presenta algunos puntos débiles, que podrían dar lugar a trastornos, como por ejemplo en caso de pérdidas de sangre considerables (debido a accidentes, operaciones, donaciones de sangre o la menstruación), con las que, naturalmente, también se pierde hierro.

Otra causa importante que motiva una carencia de hierro cabe encontrarla en unos hábitos alimentarios inadecuados. Los alimentos proporcionan hierro de dos tipos: el hierro hémico bivalente y el hierro no hémico trivalente. Ambas formas se diferencian por su presencia en los alimentos y su biodisponibilidad (por este término se entiende la cantidad de hierro que realmente consigue llegar de los intestinos al torrente sanguíneo y, de este modo, a su «destino»).
El hierro hémico
Se halla principalmente en la carne y productos cárnicos, la carne de ave y caza, así como en el resto de productos animales. Comparativamente, se absorbe bien y casi independientemente de la composición de los alimentos: hasta un 23 % de promedio. El hierro no hémico se encuentra en los cereales, las hortalizas y las frutas. En este caso el grado de absorción oscila entre el 3 y el 8%.

Por esta razón, los vegetarianos estrictos, que rechazan todo tipo de proteínas animales, con frecuencia presentan una carencia de hierro, así como aquellas personas que deben seguir una determinada dieta o realizan continuos regímenes de adelgazamiento.

En enfermedades como la de Crohn o después de una resección de estómago o intestinos (extirpación parcial de estos órganos), pueden producirse alteraciones en la absorción y, en consecuencia, una carencia de hierro, debido a que de los alimentos no llega más que una mínima cantidad a la sangre.
Durante el embarazo
Las necesidades de hierro también se incrementan, ya que el feto obtiene una gran cantidad de este oligoelemento de la sangre de la madre para satisfacer sus necesidades de oxígeno. Si la madre no consume bastante hierro, ello podría dar lugar a un déficit.

El abuso de drogas y la frecuente toma de analgésicos (por ejemplo, medicamentos que contengan fenacetina) pueden afectar a los glóbulos rojos hasta el extremo de destruirlos y, por lo tanto, acarrear una carencia de hierro crónica. En la anemia debida a una carencia de hierro (anemia ferropénica), el número de glóbulos rojos se halla dentro de la normalidad; sólo su tamaño y la cantidad de pigmento que contiene hierro son menores. Debido a ello, el suministro de oxígeno en todo el organismo es más limitado y uno se siente más cansado.

Otros síntomas son dificultad de concentración, pérdida de apetito, piel pálida o áspera, estrías en las uñas, comisuras agrietadas, fatiga constante, dolores de cabeza, insomnio y molestias al tragar, palpitaciones o dificultades respiratorias.
Interacciones
Las investigaciones han revelado que la vitamina C puede formar compuestos solubles con el hierro. Así, se incrementa la valencia del hierro, lo que mejora su absorción. Si antes de una comida rica en hierro, toma un vaso de jugo de cítricos recién exprimido, incrementará la absorción del hierro en un 100%. Esto también sucede en el caso de la vitamina C sintética en forma de ácido ascórbico cristalino.

Desafortunadamente, la vitamina C es la única sustancia que favorece este proceso. En cambio, existe un gran número de factores en contra, como algunos ácidos que inhiben por completo la absorción del hierro. Entre estos inhibidores bioquímicos, el ácido fítico (presente en hortalizas y cereales, sobre todo, en el salvado) reviste una especial importancia. En diferentes estudios se ha comprobado que puede llegar a inhibir la absorción del hierro hasta en un 60%.

Algo parecido ocurre con el ácido oxálico de espinacas, acelgas y remolachas. Por un lado, es cierto que las espinacas contienen hierro. Sin embargo, de poco le sirve este hierro al organismo, ya que el ácido oxálico bloquea la absorción de hierro. Mala suerte para los numerosos pequeños "mártires de las espinacas", que estuvieron obligados a comer esta verdura durante su infancia. Así mismo, el tanino del té negro también nos priva de este oligoelemento, ya que forma un compuesto insoluble con el hierro de los alimentos, y el organismo sólo puede absorberlo en estado soluble. El mismo efecto se produce con el café, el vino tinto, el cacao y las bebidas cola, aunque de forma no tan acentuada.

No obstante, existe otro obstáculo en el propio organismo: el calcio. Este mineral, que principalmente se halla en la leche y en los productos lácteos, también altera de modo considerable la absorción del hierro. Por ello, es importante cómo combina los alimentos en sus comidas.
Consejos Prácticos
Cuanto más oscuro sea el color de un tipo de carne, tanto más hierro contiene. En el hígado de pollo, cerdo, ternera y cordero es donde más hierro se halla presente. Debido a que en el hígado también se depositan sustancias tóxicas, no deberá consumirse más de dos veces a la semana.

Aquellos que toman té o café deberán esperar al menos una hora y media después de haber tomado un plato abundante en hierro para tomar cualquiera de estas bebidas. Asegúrese de que sus hijos no tomen bebidas cola con las comidas. Deberá darse preferencia a los jugos de frutas.

En las comidas que incluyan hierro, cabe asegurarse que la cantidad de calcio contenida en los alimentos no sea muy elevada.

Los productos congelados favorecen el aprovechamiento del hierro: el hierro siempre se halla ligado a proteínas animales o vegetales. La congelación supone una alteración tal que las proteínas se ven modificadas y ceden el hierro con mayor facilidad.

Mitos en su lugar
Cuando se habla de hierro, generalmente hay una asociación con productos de origen animal. Por lo visto anteriormente esto puede deberse a su fácil asimilación y a los hábitos carnívoros de la población. Sin embargo la observación de la tabla adjunta nos muestra gran cantidad y variedad de alimentos ricos en hierro.

En épocas en que la cría animal recibe el aporte de hormonas, antibióticos y otros elementos (los cuales pasan al ser humano por cadena alimentaria), es bueno procurar el aporte de hierro a través de alternativas menos tóxicas y más confiables. Ciertos órganos animales (sobre todo hígado y riñón) acumulan toda la toxicidad aportada por medicamentos y alimentos balanceados (metales pesados).

La idea es que la variedad de alimentos que muestra la tabla, nos incentive a diversificar y enriquecer nuestra alimentación, evitando los riesgos generados por la toxicidad de las fuentes animales y las fuentes sintéticas industriales.
Por otra parte, como siempre conviene ser cautos y no caer en exageraciones que puedan llevarnos a padecer las consecuencias, también indeseables, de un exceso de hierro. En el equilibrio, la variedad y la calidad de nuestros nutrientes, esta el secreto del balance natural.
Fortificación de Alimentos
En nuestro país la Secretaría de Estado de Salud Pública, con ayuda de Alianza Global para la Nutrición y el Banco Mundial, ha desarrollado el Programa Nacional de Fortificación de Alimentos, con el cual busca dirigido a reducir drásticamente las deficiencias de hierro, yodo, vitaminas del complejo B, ácido fólico y vitamina A en mujeres y niños así como el número de bebés que nacen con defectos del tubo neural, anencefalia y problemas de visión.

Este proyecto permite que toda la harina de trigo procesada para el consumo doméstico sea enriquecida con hierro, ácido fólico y otras vitaminas del complejo B y que el 80% del azúcar crema de consumo nacional, sea enriquecido con vitamina A. De esta manera, se espera reducir la tasa de anemia actual de un 27% a un 20% en niños menores de 5 años y la deficiencia de vitamina A, de un 22.7% a un 10% durante el período de ejecución del proyecto. Además, se espera que el número de nacimientos con defectos en el cerebro y la espina dorsal disminuya en un 20%.

La población meta beneficiada por esta intervención son niños menores de 5 años y mujeres de 15 a 49 años, es decir en edad reproductiva.

Para tales fines se ha contado con el apoyo de los sectores implicados en el proceso, como lo es el caso de los molineros y los azucareros como entes que elaboran la materia prima, y con otros actores para la estructuración del sistema de control de calidad y supervisión de los productos, donde juegan un papel protagónico los representantes de la sociedad civil.
Desde hace algunos meses la población está siendo beneficiada con los micronutrientes agregados a la harina de maíz, a la avena Quaker y ahora el beneficio se amplia con la fortificación de harina de trigo con hierro, ácido fólico y vitaminas del complejo B. Dentro de poco estará en el mercado el azúcar crema fortificada con vitamina A.

Necesidades Diarias de Hierro
Niños hasta los 10 años
8-10 mg
Niños hasta los 15 años
12-15 mg
Jóvenes y adultos
10-15 mg
Mujeres embarazadas
30-40 mg
Mujeres en período de lactancia
10-25 mg
Deportistas de elite
20-30 mg

Sintomas de Carencia Anemia, piel pálida o áspera, problemas de concentración, dificultad respiratoria, fatiga, rayas verticales en uñas, uñas frágiles, dificultades al tragar, infecciones, cefaleas crónicas, hipotiroidismo, estreñimiento, astenia, palpitaciones, arritmias, artritis, manejo del estrés.
Síntomas de Exceso Investigaciones han denotado que existe un sistema de correspondencia entre la Cirrosis hepática, hipertensión, diabetes, hiperactividad, hepatitis, infecciones crónicas, migrañas, problemas emocionales (hostilidad, agresión), artritis reumatoide y el contenido excesico de hierro en el organismo.
Alimentos ricos en Hierro(valor medio en mg por 100g de producto)
Espirulina
52.8
Tomates secos
39.4
Algas hiziki
29.0
Menta
27.4
Ajonjolí
20.1
Algas Nori
20.0
Melaza de caña
20.0
Brotes de trigo
19.8
Levadura seca
17.5
Jengibre
17.0
Paté de hígado
16.0
Algarroba
16.0
Polen seco
15.9
Brotes de soya
15.0
Cacao amargo
12.2
Harina de soya integral
12.1
Riñón de ternera
10.0
Germen de trigo
10.0
Semillas de girasol peladas
8.9
Habas secas
8.2
Yema de huevo (3 unidades)
8.0
Perejil
8.0
Hígado de ternera
7.9
Pistacho pelado
7.4
Garbanzo
7.2
Lentejas
7.1
Avena
5.2
Berro
5.1
Arvejas
5.0
Pan de trigo integral
5.0
Almendra pelada
4.9
Harina de trigo integral
4.5
Anchoas
4.5
Espinacas
4.2
Pasas
4.1
Higos secos
4.0
Fideos integrales
3.8
Verdolaga
3.6
Salvado de trigo
3.6
Coco rallado
3.6

Bbiografía
Stefanie Roediger Streubel
Minerales y oligoelementos para su salud - Editorial Robin Book

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